martes, 17 de diciembre de 2013

El joven suicida


El grado de más libre libertad puede asustaros a muchos,
La impudicia que despide al moverse.
El descarado escupitajo a las reglas
La simpleza de romperlas
Y la facilidad con que las amenaza.

Anestesiarse con la misma desesperación que un perro hambriento, 
frente a un tazón de alimento balanceado, consume babiento el sintético adormicida para saciar la ansiedad estomacal.

“Que idiotas los que acatan”, piensa Él joven.

Sumido en un bunker de envoltorios, con una ventana hacia los techos,
Se trepa y espanta a las vecinas corrientes,
Que no entienden que su libre albedrío,
Va más allá de sus vidas en camisón. 
Que pisara y aplastara el de todos,
Sin ningún remordimiento.

Solo una vida.
Solo se vive una vez, como dice la canción.

Desea ser joven y se mata para morir siéndolo.
Aunque no se da cuenta, el pobre, que está envejeciendo en los
Fútiles intentos, que como un loco repite,
Obteniendo los mismos resultados.

Se despierta y no entiende,
Tiene recuerdos violentos,
Marcas en el cuerpo,
Desconoce el cuarto en el que esta,
Se siente débil,
La cara maltratada,
Ve una rasposa almohada
Mira por una ventana con barrotes,

Solo ve él pasto estilizado que se mece con el viento.

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