miércoles, 18 de diciembre de 2013

estúpida corta historia que envuelve una ducha


Me levante de la siesta convencida de que la derecha era la caliente y la izquierda era la fría.
Sugestionada por un supuesto corte de agua que había habido por la mañana le presente quejas al portero, que me aconsejo que la "dejase correr"... Corrió y corrió... hasta que mirando la simple estructura de plomeria, una tardía intuición me dijo que tocase el caño izquierdo. Que estaba, si querida, caliente. Al cabo mientras me duchaba pensaba que también las siestas me pegan mal.

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